¿Cuánto tiene que estudiar un guitarrista?



Paco de Lucía asegura que "los guitarristas no necesitan estudiar", según se desprende de una entrevista que dio el guitarrista para el diario brasileño "O Estado de Sao Paulo".

El músico alega que viene "de una tradición oral. Es un género movido por la pasión, por la locura, pero que trae también sofisticación. Sin embargo, recomiendo que los músicos nuevos aprendan música y teoría", aunque insiste en los inconvenientes del lenguaje académico y señaló que "es difícil encontrar a un joven pianista cubano con el mismo 'tumbao' (acento rítmico) que los mayores", señala un cable noticioso de la agencia española Efe.

De Lucía alertó, igualmente, del "peligro" de querer hacer música "para gustar sólo a otros músicos".

De esos puntos de vista de Paco de Lucía se extraen varios aspectos de interés para los que nos enfrentamos a diario con este noble instrumento: uno, ¿cuánta cantidad de tiempo es necesario invertir para lograr los objetivos que nos proponemos? Seguramente muchos responderán que todo lo que sea necesario, precisamente para lograr la belleza, la perfección, la calidad sonora que buscamos en nuestras interpretaciones.

Lo otro, el "tumbao", pues hay que decir que cada quien tiene el suyo. O lo que es lo mismo, la musicalidad, aquello que justamente nos distingue como intérpretes.

El último punto que expone el gran Paco es el de hacer música para deleite de otros músicos, o para complacer a otros músicos. Este punto me parece súper importante porque muchas veces confeccionamos nuestros repertorios en función al qué dirán otros músicos de nosotros. Con el tiempo he aprendido que es un error pensar de ese modo, porque a la primera persona que hay que complacer con la música que se hace es a uno mismo. Si uno mismo no se siente a gusto con lo que se interpreta, difícilmente se podrá transmitir la belleza de la partitura, la fuerza o la emoción de una improvisación, la calidez de una obra popular. Pensar igualmente en el público, también puede ser inconveniente, sobre todo si dependemos en demasía de lo que le gusta a la gente. Creo que en todo caso hay que convenir. Si dependemos mayormente de los conciertos para sobrevivir, lo mejor es llegar a una especie de convenio o contrato, y siempre es interesante escuchar la opinión de alguien especializado en mercadeo de arte, para ver por dónde van las tendencias. De otro modo, creo que lo mejor es entregarse a la interpretación personalísima, aunque ello conlleve al riesgo de tener un auditorio vacío. Todo es posible, todo es dable. Vale todo.

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