Impresiones en el Sacro



Esta mañana, a las 11:05 a.m. comenzó mi concierto en el Museo Sacro de Caracas, cinco minutos después del repique de las campanas de la Catedral. Las sillas fueron ubicadas en el auditorio de manera semicircular, lo que me permitió estar más cerca del público, y, al mismo tiempo, tener más contacto visual con la gente que amablemente me fue a ver. En este último punto, no puedo dejar de agradecer a mis familiares, quienes siempre saben que uno hace este tipo de cosas, pero pocas veces tienen oportunidad de ir a ver. Luego, a mis amigos de siempre: Silvia, Ender, Martha, Mary, Laura, María Eugenia, Vicencio, Claudio; y, claro, a mis alumnos de la Universidad Católica Santa Rosa... de verdad fue super grato encontrarlos allí. Lástima que el tristemente célebre y lento tránsito automotor de la ciudad no permitió que llegaran a tiempo Ángel, Zaida y otros más.
La guitarrilla sonó estupendamente, debido a que el recinto lo propició: la resonancia pétrea multiplicó la exquisita sonoridad del instrumento, y sus notas de verdad logran transportar... por lo menos a mi me ocurrió, siendo la concertista. Espero que lo mismo le haya ocurrido a los asistentes. La sensación de viajar en el tiempo, siglos atrás es especial, y cada vez que se pulsa una cuerda y las vibraciones ondean más allá de las maderas se alcanza una especie de estado alfa.
Nuevamente, mi foto-esposo Leo tomó las fotos!!!

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