La guitarra también se piensa

Esa guitarra que se ve tan hermosa cuesta dominarla. Es interesante porque su modo de tocarla, su ser, su personalidad no tiene absolutamente nada que ver ni con la guitarra posterior -la de seis cuerdas-, ni con la anterior -la renacentista de cuatro órdenes-. Ella es única, es voluble, maravillosa. Como la potranca zaina. Ese arduo trabajo, que ahora sí está dando frutos, porque ahora se escucha genial, ha sido el motivo de mi ausencia por este medio. De verdad que enfrentarme a la guitarra barroca ha sido uno de los más grandes retos que me ha tocado en mi accidentada vida musical.
Ahora bien, la satisfacción es inmensa, no tiene precio. La barroca tiene su guataca particular. Me refiero a que no es lo mismo seguir intuitivamente la música, no es posible seguirle el juego a los dedos en su infinita inteligencia y autonomía con esta guitarra, de la misma forma como suele hacerse con la guitarra moderna. Uno se ha entrenado para hacer secuencias lógicas de digitaciones con la moderna, que en la barroca no tienen ningún sentido. Esto podrá verse y escucharse con las obras de Gaspar Sanz, ampliamente conocidas en sus versiones para guitarra moderna. Una vez que se han estudiado las obras de Sanz en el instrumento original, es decir, la guitarra barroca, en la moderna no pueden volver a tener el mismo estatus, de obra original, sino de versión. Tiene que ver con la afinación de una y de otra. A pesar de que son los mismos sonidos, la doble cuerda de la barroca introduce un elemento que es difícil que la moderna haga: la campanella (ya me he referido a ella otras veces).
Con la barroca me ha ocurrido algo que no me pasó con la moderna cuando hacía el repertorio barroco: el instrumento da la exacta medida de cómo era la época, de cuál era el espíritu del barroco, del juego de apariencias, de sobreentendidos, de poses, totalmente barroco. Lo barroco suena en la guitarra moderna y trata de ser, pero no es. No llega a serlo. Personalmente pienso que mejor dejar a la guitarra moderna el repertorio de 1840 para acá, para que se luzca en todo su esplendor. Y si por casualidad de la vida desea hacer repertorio anterior, mejor que se negocie, se converse, se advierta que son versiones. Nunca la realidad de la música de la época, que solamente pueden hacerlo los instrumentos réplica o de la época.

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