Sanz y Marín



Finalmente estoy de lleno trabajando con la guitarra barroca. Es una guitarra veleidosa, fascinante. Para mi no ha sido nada fácil comprenderla: su afinación no se parece a nada de lo que haya tocado, por aquello de que lo que debería ser su orden más grave (el quinto) es más agudo que el cuarto. En este instrumento se suscitan y se encuentran unas armonías muy particulares, sonidos que permanecen en el espacio, y sobre todo, algo que ya había apuntado en otro post anterior: las campanellas.
Estoy montando repertorio de Gaspar Sanz y de José Marín. Del primero encontramos unas simples líneas, que al ser interpretadas demandan riqueza, juegos, ornamentaciones. Del segundo se requiere habilidad para montar, por una parte, lo cantado y, por la otra, lo instrumental. El resultado es sencillamente fabuloso. Creo que será un espectáculo muy hermoso.

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