Concierto y clase en el Iudem


"Juana Francisca" fue ayer al Instituto Universitario de Estudios Musicales. Ante un público conformado mayormente por alumnos guitarristas y cuatristas, además de profesores de la talla de Federico Ruiz, Luis Zea, Pedro Andrés Pérez, Gonzalo Micó, Elys Salamanca, Parmana Armoogan, entre otros; presenté el performance, con mucha satisfacción por mi parte... Como siempre, y en aras de la objetividad periodística que nunca me abandona, solamente puedo hablar desde mi perspectiva de quien ejecuta, pues no puedo ponerme ni en el rol del público ni mucho menos de crítica musical. Eso es harina de otro costal y, en este caso, no me corresponde hacerlo. Sólo puedo atestiguar que el público presente me demostró ampliamente su cariño y aceptación, incluso testimonios como "me transporté", "sentí que no estaba en este sitio, sino en un lugar y tiempo remotos", y los agradecimientos. Acabo de recibir un correo-e de mi anfitriona, la periodista Isabel Blanco, quien me escribe: "Hoy continúan los comentarios positivos sobre tu presentación".
Preguntas, preguntas
Luego del recital, respondí preguntas ante la audiencia, y por aquello de que mi velocidad mental es limitada, ahora es cuando se me ocurren respuestas más concretas, sólidas o coherentes. Por ejemplo, ¿cómo hago para hacer todo lo que hago, en qué tiempo? Me quedé en blanco, pero sí, ciertamente hay una actividad mental que me parece importantísima: la música no es solamente un acto técnico, meramente de ejecución y movimiento mecánico de dedos. La música hay que sentirla en el alma, hay que meditarla, pensarla, y buena parte de lo que se traduce en los dedos en forma de movimientos musculares sobre un instrumento, tiene que pasar por la mente, ser meditada, "masticada". Esto no es algo que se me ocurrió a mi, sino que de tanto entrevistar a músicos y ejecutantes, llegué a esa conclusión.
Lo otro es que hay que meterse en el tiempo y circunstancia de la música: si lo que se ejecuta es música del pasado, pues hay que indagar sobre aquello. Por ejemplo, en estos momentos, estoy leyendo "Esta Tierra de Gracia" de Isaac J. Pardo, donde se cuenta de una forma amenísima y didáctica sobre las vicisitudes de la conquista y colonización. Tengo en cola: "Cubagua" de Enrique Bernardo Núñez, "El viaje inefable" de José Sánchez Lecuna, y un libro que compré en la Academia Nacional de la Historia sobre algunos aspectos de la vida colonial venezolana. De modo que nada es gratuito. Hay otro montón de cosas que podría alegar sobre lo que hago en escena, pero que no es más que el producto de la investigación. Y ya que estoy dando crédito a mis lecturas, por supuesto el excelente y pionero libro de Alberto Calzavara, "Historia de la música en Venezuela", editado por Pampero, y que merecería otra reedición para las nuevas generaciones.
Si fuera millonaria, o me gano el Kino este fin de semana y decido dedicarme de lleno a la guitarra, sin duda seguiría con esta propuesta estética que me he planteado: hacer recitales en su contexto y con el instrumento que caracteriza su época. Así que Fernando Sor y Napoleón Coste, dos autores que me matan por lo bello e importante de sus composiciones, serían abordados con la guitarra romántica que les corresponde. Y si hiciera a mis favoritos venezolanos contemporáneos, lo haría en el contexto del siglo XXI, vestida de blue jean, franela y abordando el tema político que nos rodea, porque ¿qué más? es lo que hay hoy en día... y hablaría de divorcios, y los hombres, los chamos que están de un avanzado, las lolas y la silicona... Sin duda que un recital así lo imagino en una plaza pública, con el ruido urbano y el caos citadino de fondo, como parte de la situación. Eso sí, estoy convencidísima de que nunca volvería a presentar un concierto al estilo siglo XIX (que los hice, los respeto, los veo y admiro; aunque la música que tocase fuera de ese periodo): con la distancia ceremonial de quien confía en lo que está en el programa, toca, aplausos, saludos, toca, aplausos, saludos... bises, al camerino y punto final. Tú, público, allá... yo, artista, por acá... aunque tocara a Francisco Tárrega, con la guitarra Antonio Torres Jurado. A que me pongo un traje decimonónico, un moño y me lanzo con un performance de ese tipo.
Nada, estoy escribiendo mucho para el tiempo que nos conocemos... Nos vemos éste y el próximo fin de semana en el TET, y luego comento más.

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