Principia Musicae
Déjame poseerte con mis tímpanos. Abro mi entendimiento para conjurar tu esencia, fundirme en tus vibraciones. No me importan tus formas ni tus ritmos. No me importa si a veces tus ondas pasan de la suave sinusoide a los repentinos picos irregulares. No me importa si te haces ruido, igual eres sonido puro, emanación del Sonido Sagrado, eco del mantram pronunciado por Dios, en cuyo aliento se respiraba el placer de la vida, matizada en energías sutiles, coloreadas con la brillante Luz Mística. Cuando tus cualidades van al extremo, cuando tus armonías se mezclan en marañas incomprensibles, difíciles de discernir, cuando el estrépito parece ser tu medida, escucho el Silencio en perspectiva. Escucho la ausencia destacada en un vacío olvidado por ti. Por eso recurro al escape de mi racionalidad lógica, sostén de mi cordura creída y confirmada. Si escapo a este extremo, conjuro la magia y convierto al mundo en angulares cuadraturas de causas y efectos, matemáticamente predecibles. Pero, a v