I La música es producto de la relación entre el músico y su instrumento. Es una simbiosis que se produce de forma natural, un crecimiento interactivo: el instrumento le da al intérprete lo que éste le exige, y a su vez, el músico obtiene los mejores resultados de su artefacto. Cuando esto no ocurre, la invención se dispara y ocurren, entonces, los cambios en la forma y construcción del instrumento. Veamos el caso de la guitarra: de cuatro órdenes en el siglo XVI, pasó a cinco órdenes en el siglo XVII y XVIII, seis (siete, ocho y hasta diez) cuerdas en el siglo XIX. Y de las cuerdas de tripa a las de nylon y de acero, y del sonido natural al electroacústico y eléctrico. Han sido mejoras notables, impulsadas por los intérpretes o por los constructores, para hacer mejor música. No obstante, los instrumentos antecesores permanecen y conviven, incluso los llamados instrumentos (ahora) históricos, aunque sea para consumo y deleite de unos pocos. De modo que hablar...
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Lisa.