Alirio Díaz: noventa años dedicados a la guitarra
Por Ana María Hernández G.
El próximo 12 de noviembre, Alirio Díaz arribará a sus 90
años. Para quienes no lo conocen, se trata del músico que mayor proyección le
dio a Venezuela: provisto de su guitarra y de un talento prodigioso, Díaz se
dedicó a recorrer el mundo, difundiendo la música venezolana, además del repertorio
concertístico, que ya por esas épocas trataba de imponerse en las más
prestigiosas salas de concierto.
Vale decir que la estética del siglo XIX desdeñó duramente
la guitarra como instrumento de concierto, y buena parte de ese prejuicio se
mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. Precisamente, gracias a intérpretes
como Alirio Díaz, junto a los españoles Andrés Segovia y Narciso Yepes, amén
del australiano John Williams y el inglés Juliam Bream, fue como se pudo lograr
que la guitarra tuviera un lugar de respeto tanto en los conservatorios y
escuelas de música, como en las programaciones de las salas y teatros. Aun en
pleno siglo XXI, continúan los prejuicios (cada vez menos insolentes, menos
agresivos).
El aporte de Alirio Díaz a la música va más allá de su
musicalidad y de su capacidad interpretativa. Díaz se hizo el divulgador por
excelencia del repertorio escrito por Antonio Lauro, Rodrigo Riera, Raúl
Borges. Igualmente, se dedicó a transcribir la música popular al lenguaje de la
guitarra, lo cual contribuyó con la ampliación del repertorio del instrumento,
amén de que le dio sonoridad guitarrística al folclore. Esto es sumamente
interesante, porque más tarde, los cuatristas de concierto abrevarán de esas
aguas para dotar al cuatro de sonidos y ejecuciones arriesgadas, que lindan,
precisamente, con el lenguaje concertístico de la guitarra.
Díaz nació en el caserío La Candelaria, cercano a Carora,
estado Lara, el 12 de noviembre de 1923. Rodeado de un ambiente musical, creció
y se interesó tempranamente por la música. Uno de los personajes fundamentales
en la vida de Díaz, y a quien siempre lo recuerda, es el maestro Chío, Cecilio
Zubillaga. Gracias a la confianza que Zubillaga tuvo en Alirio, gracias a sus
cartas de recomendación y sus consejos, el joven músico llegó a Caracas a
mediados de los años 40, para estudiar bajo la égida de Vicente Emilio Sojo en
la Escuela Superior de Música en Santa Capilla (hoy Escuela José Ángel Lamas).
Allí perteneció a la primera cátedra de guitarra, conducida por Raúl Borges.
Para los años cincuenta, y gracias a su talento y
dedicación, Alirio Díaz se traslada a Europa, y en Italia se hace alumno, y
luego asistente, del celebérrimo Andrés Segovia, a la sazón conductor de la
cátedra de guitarra de la Academia Chigiana en Siena. En Italia, como profesor
de la cátedra, se residenció, y desde allí pudo desarrollar su carrera como
intérprete de talla internacional, sin perder nunca el contacto con Venezuela.
Tanto es así, que Díaz continuamente venía al país no solo a dictar talleres y
clínicas, y examinar unos que otros guitarristas, sino a velar por el Concurso
Internacional de Guitarra, que lleva su nombre, y que desde 1974 le ha dado
renombre a los ganadores, debido al prestigio que tiene el certamen.
El maestro siempre ha sido una persona amable, alegre y muy
conversador. En una ocasión, con motivo del Festival Internacional de Agosto,
que fue un evento guitarrístico patrocinado por el Proyecto Cultural Mavesa, y
que acogió durante años al concurso, el maestro Díaz y su coterráneo Rodrigo
Riera, no pararon de conversar y disertar durante una clase magistral. En un
momento determinado, parte de la audiencia dejó de prestarle atención al
maestro de la clase para volverse y escuchar al par de larenses echándose
mutuamente los cuentos. Cuando ambos amigos se dieron cuenta de que estaban
“saboteando” la clase del invitado, pelaron los ojos, se miraron, y uno le dijo
al otro: “o nos vamos, o nos quedamos calladitos”. Todos rieron de buena gana y
la clase prosiguió.
Gracias a la discografía legada por Díaz, gracias a la
bibliografía musical, así como sus escritos, se puede seguir en contacto con el
maestro, actualmente en estado delicado de salud. Hoy en día, el maestro Alirio
Díaz vive en Carora con su familia y allegados.
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