Recientes presentaciones





Daré cuenta a continuación de los recientes conciertos realizados con el espectáculo "Juana Francisca, la Trovadoresa".

El pasado 7 de marzo estuve en la Universidad Católica Santa Rosa, en ocasión del Día Internacional de la Mujer; como ya lo reseñé en un anterior "post".

Luego, el jueves 27 de marzo estuve en el Conjunto de Auditorios de la Universidad Simón Bolívar. Fue un concierto muy grato, y allí tuve que hacer una pequeña variación del performance, porque cuando entré al escenario, me olvidé la guitarrilla allí. Entonces, resolví entrar cantando en seco y comentando, mientras bajaba las escaleras hasta el escenario. Me gustó mucho tocar en ese lugar, sobre todo por la cantidad de estudiantes que fueron. Además, tuve entre el público a la compositora Adina Izarra, al editor y poeta Edgar Vidaurre, junto a su hijo estudiante de guitarra; igualmente, Jakelin Liz, excelente cantante e intérprete, quien me obsequió un hermosísimo disco de música latinoamericana que hizo junto a su hija; un lujo que ya reseñaremos aquí en el blog. Me agradó muchísimo haber estado en Sartenejas, entre otras razones porque está en el Municipio Baruta, del cual mi hija Ana Margarita es nativa. Ese lugar trajo a mi memoria una historia que estoy cocinando en mi mente para hacer un segundo espectáculo con Juana Francisca y otro repertorio para la guitarrilla... pero ya os hablaré de ello cuando lo tenga listo. Aún está en cocción.

Después toqué el jueves siguiente, 3 de abril, en el Auditorio del Liceo Andrés Bello, ubicado en la avenida México, cerca del Parque Carabobo (Caracas). La ocasión fue propicia para dar la bienvenida a los estudiantes del Colegio Universitario Francisco de Miranda. Me encantó el auditorio, sobre todo porque recordé unas anécdotas que mi mamá -ex estudiante de ese liceo-me contó: resulta que mi madre, por allá en los años 50 fue alumna del profesor Fredy Reyna, nada más y nada menos que el maestro que investigó con el cuatro acompañante hasta llevarlo a los "extremos" del cuatro solista, algo que para su época fue realmente novedoso. Claro, no podríamos asegurar a pies juntillas si tal cosa se había hecho antes o no, ya se investigará; no obstante, a Reyna hay que darle el crédito de proponer una nueva mirada al cuatro venezolano. Lo que hizo fue afinar el cuatro criollo a la manera renacentista, como la guitarrilla. También he comentado esto en un "post" anterior. A lo que quiero referirme es que mientras toqué en ese venerable auditorio, no pude evitar pensó en las veces que el maestro Reyna debió presentarse allí. No sé si así fue o no, lo cierto es que el maestro Reyna me inspiró esa noche, y para mi fue una experiencia inolvidable, haber estado frente a esos muchachos, muchos de los cuales jamás habían visto un instrumento como la guitarrilla, disfrutando de esta música extraordinaria; también (y tan bien) tocada por Reyna. La primera imagen de esta entrada es una ilustración alusiva, la invitación al concierto.

Luego vino mi participación en el III Festival Internacional de Guitarra de Choroní. Otra experiencia extraordinaria. Inicialmente, mi participación iba a ser en la noche del sábado 5 de abril; pero luego se cambió para la mañana del domingo 6. Lo primero es que fue mi primera vez a esa población costera del estado Aragua. Luego de una carretera estrecha, llena de curvas y unos cuantos baches, y tres horas de recorrido, llegamos a Choroní: describir el pueblo no tiene palabras. No sé cómo hacerlo, porque "hermoso", "hermosísimo", "mágico", "maravilloso" son palabras que no le dan a los talones -si los tuviera- a la población. Esa combinación de bosque tropical, con río que baja de la montaña y bautiza delicadamente el aroma, la vista, el tacto, el alma y desemboca en un mar ancho, brioso, azulísimo; de gente tan amable que no se puede creer, de paz y sosiego... no sigo, quedo corta, cortísima. No hay otra opción sino ir y experimentar.

Ese sábado llegamos a mediodía, e inmediatamente fuimos a la playa. El plural se refiere a todos los participantes y organizadores del festival: Luis Quintero, su esposa Flor Oquendo, los guitarristas Ciro Carbone, Roberto Fabbri y su novia, Tom Kerstens, Pablo de la Cruz, Bruno Pedros, Marina Parilli, y quien suscribe, que me convertí en tiburona, ballena, sardina...

En la noche vino el concierto estelar con los cuatro guitarristas. Si siguen la secuencia de arriba hacia abajo, verán que luego del programa de Choroní hay una secuencia fotográfica: primero Luis Quintero presentó a los solistas, luego vino Ciro Carbone, siguió Roberto Fabbri, Pablo de la Cruz y, por último, Tom Kerstens. Cuatro estilos diferentes, extraordinarios, impecables. Sin duda a la altura. De ese concierto, que se realizó en el Hotel Hacienda El Portete, nos trasladamos hasta el hostal Piapoco, que fue donde pernoctamos. Allí, luego de disfrutar de una cena maravillosa, el guitarrista flamenco Bruno Pedros se unió al nieto del maestro Fredy Reyna quien toca el cajón, y juntos se lanzaron con un velada inolvidable, donde también participó una chica maravillosa bailando flamenco. (En este momento omito los nombres, porque no los tengo a mano, pero en cuanto los precise corrijo el blog).
Al día siguiente me tocó abrir el concierto, en el mismo Piapoco. Luego me siguió la maestra Parilli, y por último el ensamble de Luis Quintero.
De ese día, salto para el concierto más reciente, ocurrido ayer en la noche. En el marco del VIII Encuentro Internacional de Escritoras, la presidenta del evento, la poeta venezolana Astrid Lander, me invitó a tocar, y el concierto se realizó en la Sala Cabrujas de la Fundación Cultural Chacao. La sala posee un extraordinaria acústica, y mi público, integrado en su totalidad por escritores y poetas, me comentaron sobre lo fino del espectáculo. Me gustó mucho tocar para ellos, y al final me premiaron con una bella rosa y panecillos elaborados con la receta de Emily Dickinson.
Ahora me queda precisar mi actuación en la Quinta de Anauco, y el concierto del 5 de junio en la Casa de la Historia. Salud!!!

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